Es la misma vieja historia de siempre, no sé como pude estar tan ciego y no ver que en realidad eras el lobo disfrazado de Caperucita. Que imbécil que me has hecho sentir por buscarte, por luchar por ti, por darme cuenta tan tarde de que nunca quisiste quedarte. No caeré en tu trampa otra vez, ya esta bien de hacerme daño, de dejarme manipular por tus te quieros baratos. Y es que, al final, sólo me ofreciste amor de segunda mano.
Busca a otro perro que vaya detrás de ti, a mi ya no me alcanzarás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario